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9.8.20

Domingo de "vivos"

 

Domingo de “vivos” durante la FED 2020


Hoy tuve la maratón atípica de tres “vivos” al hilo.


Primero, arranqué con una charla de quince minutos con Marcos Almada. Hablamos de cómo es escribir y leer durante la pandemia, y también conversamos sobre Criaturas,

Pueden ver la charla (15 min) en este link:

https://www.instagram.com/p/CDrzvprANAB/


De Alto Pogo pasé a La Carretilla Roja, donde leí unos poemas de Ciertas horas de la primavera (pero de ese vivo no tengo link).



Luego, escuché a Laura Bertolé y Leandro Surce, que estuvieron conversando como media hora sobre Sin embalar en el perfil de Kintsugi. Después de escucharlos a ellos yo me quedé sin palabras (y súper agradecida con Laura). Este es el link:

https://www.instagram.com/p/CDr3lJSgC5M/



Así y todo después me tocaba hablar a mí sobre el mismo poemario, así que acá seguimos la charla con mi editor Leandro Surce:

https://www.instagram.com/p/CDr7CxogLsc/


Luego, me fui a cenar :-)


(Kintsugi Editora).

(Alto Pogo).



(Kintsugi Editora).

(La Carretilla Roja Ediciones).

21.5.20

Sin embalar en El país de la bruma

Comparto reseña de mi poemario Sin embalar, en El país de la bruma.

Link a la entrada original, acá.


Anahí Flores (2019). Sin embalar. Buenos Aires: Colección Lunática, Kintsugi Editora.
Cuando uno se muda, según los expertos, atraviesa una de las experiencias más estresantes de la vida. Pero si sos poeta, como Anahí Flores, podés recoger de cada pequeña crisis una oportunidad para descubrir algo: la vista desde la ventana de la nueva cocina, la música que llega desde el departamento vecino, los extraños laberintos de la noche y sus sombras, los ruidos, los espacios asignados para los muebles viejos, los rincones y sus bichos.

Durante el poemario Sin embalar, la poeta nos lleva por el derrotero que se inicia en el momento de la mudanza misma, en que el coro de seres queridos asume una nota diferente y propia en la sinfonía del movimiento de desarmar un espacio y armar otro, mientras “Yo flotaba / y pasaba a través / de los objetos”; y continúa, luego, en esa especie de limbo, en el que se duerme y cuando despierta no recuerda bien en qué casa está, si en la anterior o en la nueva, o en qué sombra estará oculto el mueble en el trayecto de la cama al baño en el medio de la noche. “Me despierto / se superponen los planos de las casas, / ¿hacia dónde queda el cuarto de mi hija? / Parpadeo y nada: / ni sombras ni recuerdos”. Estas inseguridades cotidianas se ven magnificadas por la lente del detalle y la novedad, que se puede encontrar en una mancha de humedad, en la ducha, o en el rincón de las plantas. “Giro las dos macetas, sin alejarlas. / Las hojas quedan apuntando / en otras direcciones. / Más tarde, vuelvo a ellas. / Se han reorientado, solas. / Las hojas de la que llegó ayer / se meten, de nuevo, / entre los tallos de la otra”. Una simbiosis de lo viejo con lo nuevo, la adaptación de seres vivos reubicados en otro hábitat, el confuso borrón de las emociones encontradas por lo perdido, lo que dejamos atrás, ante el descubrimiento de lo que ingresa en nuestras vidas cuando abrimos otra puerta.
Anahí Flores nos ofrece un poemario lleno de lirismo en sus imágenes y sutilezas, pero también narrativo en la fórmula que cifra cada texto entre la escena inicial y el desenlace. También tenemos personajes que hilvanan la trama invisible entre los poemas. La madre y la hija son una constante. Hacen evidente el lazo que une, no sólo el vínculo entre ellas, sino esos pasos en la noche, esas voces que interrumpen el silencio de los espacios aún extraños para ambas, la presencia humana entre los objetos que las rodean; en definitiva, que une los poemas y les da la coherencia del conjunto, más allá de la temática de la mudanza, que algunos de ellos apenas rozan. Podríamos decir, incluso, que un grupo muy selecto de estos textos, titulados “Un coro”, “Alfileres en el aire”, “Las columnas”, “Cáscara”, “De reojo”, “Abandonar” y “Piojos”, forman un grupo de microficciones en verso. Los lectores dirán si me equivoco... En ellos encuentro los ingredientes más fundamentales del género: esas pequeñas epifanías que se suceden pero, en rigor, suceden en simultáneo.
En lo cotidiano, en la irrupción de lo cotidiano, en el paréntesis entre la cáscara vacía de la casa abandonada y el nido que se intenta construir, Anahí Flores nos deja las impresiones necesarias, por vitales, para sentirnos frágiles y fuertes, rutinarios pero aventureros, habitantes habitados de los espacios que nos atraviesan y que atravesamos.

25.10.19

Anahí Flores en El living sin tiempo

Pasé por El living sin tiempo una vez más, les comparto tres lecturas de poemas:



Respuestas - de Quizá en otro momento - Halley Ediciones


Lo primero - de Sin embalar - Kintsugi Editora


Un bretel - de Sin embalar - Kintsugi Editora

1.10.19

Sin embalar, en El almacén de libros

En mi querido almacén de libros, Loli Ros comentó Sin embalar.

(Link a la entrada original, acá).

Comparto la nota, Loli dice:

Estoy felizmente acostumbrada a los poemas de Anahí, y cada tanto (por suerte nunca pasa mucho tiempo) se publica un nuevo libro.
Esta vez los poemas de «Sin embalar» (Kintsugi Editora, 2019) nos remiten al duelo de una separación, a la crisis que se atraviesa en la mudanza, a la sensación de estar en un lugar intermedio entre dos casas. A su vez ella se siente ajena a ambos territorios, ya no pertenece a ninguno de ellos, por un lado está su antiguo hogar y por el otro, el nuevo. Parte de ella no se embala y parte de ella se intenta desembalar en su nueva casa. En sus versos aparece la dualidad entre lo que se abandona y lo que se gana, aquello que nos da nostalgia pero a lo que no queremos volver, la esperanza de lo nuevo aunque incierto aún: en la otra casa intuía las sombras / acá la ceguera es absoluta (Nocturno)
Nos contó Anahí acerca del origen de estos poemas: «Cuando me separé, tuve también que mudarme. No era una separación como otras anteriores: esta vez había una hija en el medio. En pocos meses cambié de departamento, de barrio, de peso. Ahora tenía días con hija y días sin. Casi toda la ropa me quedaba grande o suelta. Alternaba días con horarios con otros en los que podía despertarme a cualquier hora. Empecé a hacer anotaciones cortas en uno de mis cuadernos. No tenía aliento suficiente para cuentos, la escritura me salía breve y compacta. Registraba imágenes, flashes de sueños, comentarios que escuchaba, consejos, charlas con amigos o con mi hija. Todo eso fue plasmándose en pequeños poemas que, desde el inicio, me di cuenta que formaban una unidad».
Una vez me dijeron / que mis libros / todos los libros de mi vida / deberían caber / en una única biblioteca. / Mientras cuidaba / del último estante libre / se me salieron las páginas / perdí hasta el orden alfabético / me rebalsé / de mí. (De mí)

Loli Ros

  • Sin embalar
  • Anahí Flores
  • Kintsugi Editora
  • Año 209
  • 68 páginas
  • ISBN 9789874679888

20.9.19

Sin embalar - 4 de octubre


Hola... ¡les cuento!
En dos semanas se presenta mi libro Sin embalar.
Va a ser en Florida, Vicente López, ya que todas mis últimas presentaciones fueron en CABA y quienes viven en zona norte protestaban… (espero que ahora no protesten los de CABA).
Para facilitar las cosas es cerquísima de la estación Juan B. Justo del tren Mitre.
Va a ser el viernes 4 de octubre a las 19:30 (sabemos que empezará hacia las 20 hs).
El espacio se llama El Pliegue y queda en: Laprida 2731

Voy a leer algunos poemas y Francisco Vocos va a dialogar conmigo (o con los poemas) a través del violonchelo. Luego, presentará mi querida Eugenia Zicavo.

Están todos invitados.

Comparto un poema, breve y matinal:


DNI
Prendo la estufa.
Del otro lado de la ventana, la bruma. 
Pongo el agua al fuego,
escucho a mi hija ir descalza
de la cama al baño.
Busco la yerba y me pregunto
qué número de documento tendrán 
las personas que nazcan hoy.

Nos vemos. Un abrazo,
Anahí




10.5.19