Mostrando entradas con la etiqueta Damián Flores. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Damián Flores. Mostrar todas las entradas

29.4.14

La lectora y el banco




La lectora se sienta en el banco nuevo con un libro viejo. No le gusta llamar “viejo” a un libro que fue de su niñez, pero las hojas están amarillentas y sueltas, los bordes, alguna vez filosos como todo papel recién cortado, ahora son suaves y se deshacen. Unas pelusitas de libro le quedan en la mano. Mientras las mira y piensa si en esas pelusas se habrá ido alguna letra indispensable, tiene la impresión de que el banco se agranda ¿o es ella que se achica? Y no sólo eso: está ante la primera página y no entiende ni una palabra. Pero lo toma con naturalidad, como si aún no hubiera aprendido a leer. No sabe si esto es obra del banco (nuevo) o del libro (viejo); prefiere no perder tiempo en averiguaciones. Mejor aprovechar sus repentinas manos torpes y su indiferencia hacia las letras y meterse en estos cuentos con la mirada de años atrás.


Gracias a Koiko por el banquito 
y a Lau Gambale por su espacio de trueque :-)

24.4.12

La lectora en primera persona




Cuando escribo pueden ocurrirme dos cosas con respecto a mi entorno: que esté tan abstraída que no me importe para nada, o que me resulte fundamental. Es fundamental cuando se cuela en el texto. Por ejemplo, si anda dando vueltas un insecto, tal vez las palabras reaccionen zumbando. Y no habría mencionado el insecto si no hubiera, en este instante, un mosquito revoloteando por aquí. Lo que escribo queda distinto si lo hago en una plaza, en un café, en mi cama.

Últimamente escribo en la mecedora y con un bebé en brazos. No queda claro si mezo al bebé o al texto. Creo que a los dos, aunque quién te dice no sean ellos quienes me mecen a mí para que me duerma de una vez y los deje tranquilos.