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15.11.18

La poesía tiene que ver con la intuición - entrevista


ANAHÍ FLORES POR AUGUSTO MUNARO - ENTREVISTA

Link a la entrevista en Malón Malón.

La poesía tiene que ver con la intuición

Ciertas horas de la primavera (La Carretilla Roja), de Anahí Flores, captura el aura de un lugar tan singular como es Plaza San Martin, pleno corazón de Capital Federal. Poemas en serie que, como verdadera caja negra, registran las pequeñas acciones de un sitio donde “la arquitectura, las costumbres particulares, las callecitas, los habitantes, tanto los actuales como quienes vivieron en el mismo espacio pero en otras épocas”, como dice en esta entrevista Flores, tejen una urdimbre de sensaciones ricas en el detalle sensorial.

⎼Si no me equivoco, éste es tu segundo poemario donde la plaza figura como sitio central de tu poética. Más allá de haber vivido a escasas cuadras de Plaza San Martín, ¿qué ocurre en este espacio público que tanto te atrae?

-Vos te referías a Catalinas y La plaza, que son los dos poemarios anteriores que también dan vueltas por estos paisajes y temas. De chica pasaba muchas horas en la plaza de enfrente de casa, que queda junto a las vías de un tren carguero. Más adelante, cuando vivía a dos cuadras de la Plaza San Martín, iba a caminar con el cochecito y escuchábamos los trenes que salen de Retiro. Ahora, con mi hija, pasamos las tardes en la plaza de al lado de la estación Florida. Las plazas con árboles y juegos son lugares donde pasan cosas. Además de pasar el tren, uno va, se instala y conversa, toma mate, si tiene suerte lee. Por su parte, los niños construyen mundos. Tal vez por todo eso son espacios que me atraen. Pero no creo que sea la plaza en sí el tema central en Ciertas horas de la primavera, sino cierta atmósfera del lugar: la arquitectura, las costumbres particulares, las callecitas, los habitantes, tanto los actuales como quienes vivieron en el mismo espacio pero en otras épocas y, si uno presta atención, siguen latentes.

⎼El factor cronológico articula el libro, vertebra el ritmo del texto de forma decisiva. Cada poema responde a un horario del día en particular. Más allá de lo obvio, Anahí, ¿cómo comulga dicha precisión temporal en relación al sentir poético?

-Hay un punto en el que doy muchas vueltas, en prosa y en poesía: encontrarle el título a cada texto. Sobre todo en poesía, ya que en un libro pequeño de, por ejemplo, veinte poemas, hay que lograr veinte títulos (más el del libro). O bien optar por que la serie lleve un título general y cada poema quede sin nombre (eso hice en Se durmió, editado por Bajo la Luna). Siendo que los poemas de Ciertas horas... responden a diferentes atmósferas del día, se me ocurrió ponerles horas precisas y solucionar, con ese recurso, el tema de los títulos. Algunos son matinales, otros de mitad del día (teniendo en cuenta que está inspirado en un barrio céntrico, es una mitad del día muy agitada), y otros de fin de día. Al ponerles una hora, quedaron organizados. Me encanta el orden: que ese poema vaya en esa página y no en cualquier otra, de la misma forma que un poema tiene tantos versos o sílabas, y es esa cantidad y no otra cualquiera la que le sirve.

⎼¿Detectás cierta mirada voyerista en la construcción de esa descripción obsesiva por el detalle, a lo largo de todo el poemario? ¿Por qué?

-Soy muy de mirar y escuchar, pero eso no es algo mío sino de todo aquel que escribe. Un amigo me preguntó el otro día cómo había retenido en la memoria algo que mi hija había dicho. Era un discurso largo y lo reproduje por escrito con las palabras y la sintaxis de una niña de seis. Por supuesto que debo haber hecho alguna adaptación, pero la forma de construir las frases se mantenía. Imagino que es porque estoy entrenada (no me quedó otra) en retener diálogos y voces (con voz me refiero a la forma de hablar). Si no, ¿cómo haría para robar diálogos de “la realidad” y luego incluirlos en la voz de algún personaje?

⎼¿Cómo empezás a escribir un poema?, ¿escribís metódicamente?

-Esta pregunta puede tener tantas respuestas como poemas haya escrito, y siendo que escribo desde los catorce años… Los poemas suelen desprenderse, en mi caso, de algo que me pasa o escucho por la calle. O de los sueños. Anoto mis sueños todos los días al despertar y a veces releeo alguno, más tarde, y lo reciclo en un poema. En realidad, me encantaría saber cómo empiezo a escribir un poema. Pero temo que, si eso pasara, dejaría de sorprenderme y correría el riesgo de empezar a escribir en serie.

⎼En los poetas actuales parece dominar más el anhelo de prestigio social que el de lograr una obra trascendente. ¿Cómo vivís el hecho al coordinar talleres de lectura y escritura?

-Es verdad que no pocas veces la gente llega al taller con la ambición de publicar y no de escribir (mucho menos de corregir y corregir y corregir). Esto pasa tanto en poesía como en narrativa. Por suerte, o se quedan poco tiempo en mi taller porque se dan cuenta de que por ahí no va la cosa conmigo, o bien descubren el placer del oficio y agradecen que los haya disuadido de publicar sin corregir.

⎼¿Qué ventajas ofrece la enseñanza de la poesía? ¿En qué vicios se incurre cuando se pretende enseñar poesía?

-¿Ventajas? No lo sé. Nunca pensé que podría haber ventajas en enseñar poesía. Siempre relacioné con el marketing los beneficios de cualquier cosa. Prefiero encarar una actividad por el placer de hacerlo y no por un premio que pueda llegar en algún momento.

Y no pretendo enseñar poesía. No sabría cómo hacerlo. Lo que sí hago y me encanta es generar las condiciones para que, quien se acerque a mi taller, tenga ganas primero de leer, leer mucho, y en una segunda instancia, de escribir. Vicios al dar un taller puede haber tantos... Por ejemplo: alguien escribe un poema, lo trae al taller para compartir y el tallerista, en vez de pensar en cómo ese poema puede funcionar mejor, se enfoca en pensar cómo lo habría escrito él mismo y lo corrige bajo esa mirada. Ahí tenés, después, esos talleres en los que todos salen escribiendo igual y no están ni cerca de encontrar su propia voz.

⎼¿Qué poetas argentinos considerás vinculables a tu poesía?

-Cuando uno escribe suele armarse un árbol genealógico propio formado por aquellos poemas que más lo transformaron y lo impulsaron a escribir. Suelen ser poemas que uno lee y relee y relee. En ese árbol personal reúno cantidad de poemas de Fabián Casas, otros de Laura Wittner, varios de Jorge Aulicino, algunos de Andrés Neuman y de Eric Schierloh. Me limito, acá, a mencionar las influencias nacionales y actuales, si no, la lista seguiría.

⎼El maestro Aldo Oliva decía que escribir poesía significaba “romper las reglas del juego”. ¿Contás con alguna definición personal sobre la poesía?

-Definir la poesía, me parece, va en contra de la poesía misma. Porque no se trata solo de una técnica o de palabras. Tampoco tiene que ver con escribir en forma de verso. Va más allá. Es una manera de ver el mundo y de actuar en él también. Una manera de tocar. Cada uno percibe la poesía de forma diferente. Por eso podría haber tantas definiciones como lectores haya. Y si bien estoy diciendo que no sabría definir la poesía, sí sabría, creo, identificar algo que no lo es. La poesía se lleva mal con lo no sincero, con las posturas. En eso se parece a las relaciones humanas.

⎼¿Cómo relacionarías tu experiencia sobre la filosofía del Yôga con tu poesía? ¿Notás puntos de contacto? Si es así, ¿cuáles son?

-El Yôga es una filosofía de vida que lleva al autoconocimiento. Escribir poesía me lleva al mismo lugar, aunque por otro camino. Cuántas veces me entero de cosas porque, primero, las escribo. Al releer el borrador de un poema, puede pasar que me encuentre con aspectos de mí misma que desconocía. O que organice sensaciones que estaban dispersas y, al ordenarlas, cobren sentido. La poesía tiene que ver con la intuición. Uno escribe desde un lugar que no es el cerebro ni el corazón. Es otro canal por el que pasan las palabras, un canal más sutil que el de las emociones o los pensamientos. Y es un canal que se entrena mucho con la práctica del Yôga. Por supuesto que no siempre es así y es probable que no todos escriban de esta forma, estoy dando apenas mi opinión basada en cómo lo vivo yo.

⎼Anahí, vos estás dividida entre poesía y prosa. ¿Escribís poesía continuamente?

-No lo veo como estar dividida, más bien multiplicada. Ambos géneros se alimentan e invaden entre sí. Escribo continuamente (“escribir” es también tomar notas, revisar un texto, dejar que alguna idea fermente).

-¿Cuándo sabés que lo que vas a escribir va a ser un texto en prosa o un poema?

-A veces sé que lo que voy a escribir es poesía o prosa desde antes de empezar. Otras, me embalo con la idea de algo que creo que será un cuento, pero en el proceso veo que no cierra y termino encontrándole la vuelta al pasarlo a poesía. Me ocurre más de prosa a poesía que el camino inverso.

-¿Te reconocés siempre en los poemas que escribiste?

-Me reconozco en los poemas que escribí igual que en las fotos de antes. Si el poema o cuento es muy lejano, probablemente la sensación sea semejante a ver fotos de la adolescencia, con peinados y ropa que hoy no usaría.

⎼¿Leer poesía te estimula a escribir poesía?

-Leer poesía que considero buena, sí. Es casi un llamado, como escuchar una voz que canta y no poder contenerte de ir y sumarle una segunda voz.

⎼Por último, Anahí, ¿pensás que la poesía puede ser criticada?

-Todo puede ser criticado. El peinado de alguien, la forma en que decoró la casa, la decisión de tener o no un hijo. No veo por qué la poesía estaría libre de la crítica.



Anahí Flores (Buenos Aires, 1977) se dedica a escribir y a coordinar talleres. Publicó Limericks cariocas (2011), Catalinas Sur (2012), Todo lo que Roberta quiere (2013), y Se durmió & otros poemas (2015), ganador del Tercer Premio del Fondo Nacional de las Artes, y Criaturas (2018).

12.6.18

Diapositivas de esa primavera

Les comparto la primaveral reseña que hizo MC para QuRevista.

"Lo cierto, es que a medida que las horas pasan y las imágenes van cambiando, percibo que Anahí es una escritora que observa el mundo que la rodea con una mirada atenta y curiosa, y que al traducir esa mirada en palabras me lleva de la mano a recorrer el barrio sobre el que está contando".





26.12.17

Ciertas horas en la columna de Angie Pagnotta

Gracias Angie Pagnotta por reseñar Ciertas horas de la primavera
Les comparto el audio de la columna Momento Kundra, en el programa Cuentos criollos.


17.10.17

Espías en los túneles del tiempo



Muchas gracias a Josefina Fonseca, que reseñó Ciertas horas de la primavera para Sólo tempestad. Josefina dice cosas como ésta: "La urgencia siempre está en el cómo, en la forma en que la autora va tensando los versos hasta el límite de ese minuto que se deshace, dejándonos ante una postal irreversible, una anécdota con la que nada podemos hacer"
Pueden leer todo lo que ella dice sobre el libro, entrando aquí.



12.9.17

Reseñas caprichosas


Muchas gracias a Gustavo Yuste, que leyó y comentó Ciertas horas de la primavera para La primera piedra.
Los dejo con un fragmento de lo que dijo:

Un reloj desordenado
El poemario Ciertas horas de la primavera (La carretilla roja, 2017) de Anahí Flores muestra como el tiempo puede contener un poder en su interior del que muchas veces no somos coscientes. Ese reloj desordenado por las acciones, sentimientos y pensamientos de sus habitantes aparece reflejado en los versos llanos, concretos, de la autora que deja que sean las escenas y las cosas las que hablen por sí solas.

Pueden leer la nota completa entrando acá.

29.8.17

Revista Outsider



Gracias a Noelia Casais por leer y comentar Ciertas horas de la primavera para la revista Oustider.

Dice Noelia: El lector se sentirá invitado y bien recibido en esa plaza, donde todo lo que pasa parece estar ligado a la oportunidad de develar una cosmovisión mucho más amplia; una mediante la cual la percepción capta la sincronicidad, los hilos que mueven las cosas, ese otro plano detrás del plano evidente.

Nota completa, acá.

1.8.17

En El almacén de libros



Dice Loli Ros para El almacén de libros: Anahí recorre a lo largo de sus poemas y de estas páginas, diferentes horas de un mismo día, distintos lugares, personas, situaciones. Mundos paralelos, personas en un mismo lugar pero viviendo en diferentes tiempos y espacios. Cada poema tiene por título a una hora diferente.

Si quieren ver la nota completa, pasen por acá.

4.7.17

Tres preguntas para Casa de Letras


Sebastián Robles me hizo tres preguntas para el blog de mi querida Casa de Letras, con motivo de Ciertas horas de la primavera. Si quieren conocer las respuestas, pasen por aquí.

27.6.17

Presentación de Ciertas horas de la primavera

Infinitas gracias a Mauro Quesada, por editar Ciertas horas de la primavera, a Ariel Bermani, por tener la gentileza de presentarlo y dejarme interrumpirlo a cada rato, y a todos los que se acercaron el sábado pasado.

Los libros de La Carretilla Roja

Con Mauro Quesada

Con Ariel Bermani

13.6.17

Ciertas horas de la primavera y El poeta laureado

Estoy feliz porque Ciertas horas de la primavera tendrá su presentación, que es algo así como una fiesta de cumpleaños (cumpleaños cero). Viene a presentarlo nada más y nada menos que Don Bermani. Y también (y esto me recuerda a cuando dos compañeros de sala cumplen el mismo día y las mamás aprovechan y hacen una sola fiesta), se presentará el poemario de Laura Crespi. Ambos de La Carretilla Roja. De postre, va a tocar el grupo Nubes en mi casa. ¡Vengan!

Fecha: sábado 24 de junio, 20 hs.
Lugar: Gorlami bar cultural, Balcarce 971, San Telmo.


30.5.17

Ciertas horas de la primavera - librerías y blog de Aulicino

Hay dos poemas de Ciertas horas de la primavera, en el blog del querido Jorge Aulicino. Quien quiera leerlos, puede pasar por aquí. Y, ya que van al blog de Aulicino, quédense un rato buscando otros autores, si quieren. Es como estar frente a una gran biblioteca de poesía e ir picoteando un par de poemas de aquí, otros de aquel volumen de más allá...

De paso les comento que Ciertas horas de la primavera (La Carretilla Roja, 2017), por el momento se consigue en:



Librería La Sede (Acevedo 1182, C.A.B.A)
La Libre (Bolivar 646, San Telmo, C.A.B.A)
Arcadia Libros (Marcelo T. de Alvear 1548, C.A.B.A)
Librería Mi Casa 1 (http://www.libreriamicasa.com.ar/)
Runrún (Aguirre 458, CABA)
Librería Norte (Avda Las Heras 2225, C.A.B.A)


9.5.17

Jorge Aulicino - contratapa de Ciertas horas de la primavera

Le mandé un mensaje a Jorge Aulicino para pedirle que escribiera la contratapa de mi próximo libro de poesía, y me respondió que él no creía en las contratapas. Me encantó eso, ya que muchas veces me molestan las flores que un autor le tira a otro en contratapas, reseñas, entrevistas, etc. Pero después me dijo que igual quería leer el libro, y le mandé el PDF por mail. Qué felicidad cuando, a los pocos días, dijo que sí, que la escribiría. 
Al final, la contratapa terminó siendo la mejor parte del libro. 
Se las comparto, aquí abajo.
(Y gracias, Aixa Rava, por las fotos).

Como si trataran de atrapar una sincronicidad jungueana, estos poemas obran a veces como estampas móviles, en tres dimensiones y a veces en cuatro. Se trata de una recreación de detalles que puede evocar para el lector lo que afirmaba Carl Jung respecto del momento sincrónico: absolutamente todo lo que sucede en un instante tiene la índole peculiar de ese instante.  De aquí, en dos brazadas estamos en el satori o epifanía, según uno sea budista o cristiano o crea en una realidad que, según nos paramos a mirarla, se hace más cierta y más extraña. Las cosas, los acontecimientos que viven personas desconocidas, el paisaje: nada está quieto y a la vez cada detalle forma parte de la misma unidad cambiante: la hora que marca el reloj, los números, los pasos, las luces, las ventanas de un bar, las caídas, las palomas, los olores, el aire del subte o de las calles. El registro de Ciertas horas de la primavera juega a que se produzca, al mirar de nuevo la imagen que fijó una cámara, la aparición de pormenores que no tuvimos en cuenta, siluetas, objetos, sombras o reflejos que nos hablan de que este mundo no es uno y unívoco. Hay otros en él. 
Jorge Aulicino

Con Jorge Aulicino en la Quinta Trabucco,
él está muy bien en la foto (como verán),
yo, en cambio, parece que no dejaba de hablar.

2.5.17

Primeros ejemplares

Editar en otoño un libro que se llama Ciertas horas en la primavera es un despropósito, ya lo sé. Pero juro que cuando Mauro Quesada me dijo: tu libro saldrá en la primera parte del 2017, no se me ocurrió que mejor sería esperar hasta septiembre. 
Tal vez por eso haga tanto calor en estos días. O tal vez yo esté temporariamente en el hemisferio equivocado. Todo puede ser.




18.4.17

Arquitecturas y poemas

Tengo algo con la arquitectura, los espacios y la gente que los habita.

Desde el 2010, ese “algo” empezó a plasmarse en el papel.

Primero con La plaza, donde quedó retratada la plaza de mi infancia, en Catalinas Sur. (Paisanita Editora, 2013).

En los meses de mi embarazo se me dio por el nonsense y surgieron los Limericks cariocas. Cada limerick ocurre en un barrio diferente de Rio de Janeiro, ciudad en la que pasé algunos años. (Caki Books, 2011).

Luego, vino Catalinas Sur, poemario ambientado en el barrio del mismo nombre. (Eloisa Cartonera, 2012).

Tiempo después, escribí Ciertas horas de la primavera (de próxima aparición en La carretilla roja), donde reuní poemas que yo veo en Retiro, barrio en el que acabo de dejar de vivir, aunque podrían también sentirse de otros barrios céntricos.


Ahora, esta misma mañana, estoy metida en una serie de poemas que transitan por Florida, o por el departamento de Florida al que ya empezamos a llamar “casa”. 

Florida

21.7.15

Ciertas horas de la primavera

Algunos poemas de Ciertas horas de la primavera obtuvieron la primera mención en el concurso 20 años de llantodemudo (organizado por Llantodemudo Ediciones).

Agradezco a Ariel Bermani, que una vez más me ayudó siendo el primer lector del material y a Mau González, mi proveedora de información sobre concursos.

Me di cuenta de que esta serie inédita forma un conjunto de poemas urbanos con La Plaza (Paisanita Editora, 2013) y Catalinas Sur (Eloisa Cartonera, 2012). Así que quiero agruparlos y que se transformen en un único libro que a partir de ahora está en busca de editor. ¡Escucho propuestas! ;-)