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12.5.20

Láctea - lectura

Un pequeño fragmento de Láctea, que forma parte de Criaturas (Edit Alto Pogo).

28.4.20

Criaturas viene con sorpresa

Si comprás Criaturas en estos días de cuarentena o cualquier libro del catálogo de Alto Pogo a través de las redes de la editorial o de la librería de La Coop, viene con regalo sorpresa.





19.10.19

Criaturas en Frankfurt

Mientras tanto, Criaturas y todo el catálogo de Alto Pogo anda nuevamente por Frankfurt.






15.8.19

La arquitectura de un libro de cuentos

Breve video (no llega a dos minutos) donde con Hernán Brignardello (mi editor en Alto Pogo) conversamos sobre la arquitectura de un libro de cuentos.


13.8.19

Lo sensorial en los cuentos

Breve video (casi cinco minutos) en el que con Hernán Brignardello (mi editor en Alto Pogo) conversamos sobre lo sensorial en los cuentos, más precisamente en los que forman el libro Criaturas.


2.8.19

Sobre Láctea

Hace siete años escribí una nouvelle con mi hija en brazos, contradiciendo los pronósticos que decían que cuando sos madre ya no te queda tiempo para nada. Se llama "Láctea" y, quien quiera leerla, la consigue en "Criaturas" (libro publicado por Alto Pogo). Si van a la Feria de Editores, pueden pasar por el stand 135/136, y ahí estarán mis criaturas esperándolos. Mientras tanto, les comparto un video de un minuto sobre la escritura de Láctea:




23.7.19

Marea alta - lectura

Marea alta - de Criaturas.
Duración: seis minutos


Julio /2019

9.7.19

Sobre Lisboa



Si ponen en youtube "Anahí Flores Lisboa" van a encontrar un vídeo en el que hablo de cómo nació el cuento Lisboa (que está en Criaturas, Alto Pogo).
Es un cuento en segunda persona, que interpela, o busca interpelar al lector como si él fuera un personaje. No cualquier personaje: el protagonista. (Veremos si lo logro 😬).
El video dura ocho minutos y medio, y ahí leo un fragmento, hablo de los disparadores (fobias mías y de mi hermana), del porqué de la segunda persona, de cómo las situaciones que vamos viviendo se cuelan en la ficción. Más que se cuelan: la provocan.

30.4.19

El asomo femenino de lo fantástico


Desde ese día, otra idea comenzó a obsesionarla:veía la fragilidad en todo.Anahí Flores
Advertencia:
Abrir el libro lleno de Criaturas de Anahí romperá el tejido de tu realidad.
En los quince cuentos cortos reunidos en Criaturas (2018) de Anahí Flores (Buenos Aires, 1977), la fantasía se presenta de una manera tan diáfana que, al terminar cada uno de ellos, es imposible no revisarse el cuello en busca de branquias o los brazos para verificar que la sangre esté completa. Suelo divagar por las calles de Montréal y mis ojos, internos y externos, están siempre alerta, como un detector de metales, buscando cualquier hueco por el que mi realidad pueda perder su continuo. En otras palabras, ando cazando agujeros de conejo o gusano en los que escaparme. Leer Criaturas me demostró que no soy la única que cree que todo este constructo que llamamos mundo es un engaño. Abre un poco más los ojos y allí estarán las anfibias y las constelaciones de cerámica y el alma de un bebé no nacido y un bar lleno de vida como compañero de cuarto.
 Los relatos de Anahí son femeninos y, por favor, no confundan esto con el feminismo, que de eso no se trata mi comentario. Trataré de explicarme mejor: Desde hace algunos años, una pregunta está rondando mis lecturas: ¿Cómo es la voz femenina en la literatura? Y por supuesto que hay muchos ejemplos e, incluso, puedo agregar que el dominio masculino parte de nuestro camino hasta aquí. Así, el devenir de la voz femenina es lo que es y punto, su evolución es la que es y punto. Sin embargo, no puedo evitar la tentación de jugar a Heidegger y preguntarme: ¿cómo sería la voz femenina “destilada”?  ¿Cómo sería la voz femenina si hubiese sido la dominante en la ecuación, si hubiesen sido líneas paralelas, si hubiese sido libre desde el principio?  De nuevo, esto tiene que ver menos con el patriarcado y más con el sentimiento que me deja este libro en el alma. Definitivamente, una voz que quiero seguir explorando.
El libro cuenta sobre los miedos que la mujer enfrente en este reino en el que su cuerpo parece seguir siendo una moneda de cambio. Me muestra el cuerpo de la mujer atado a la grasa –o a la obsesión por perderla–, a dar vida y dejar la vida en ello, a ser portadora de la sensualidad en tanto fantasía masculina, a soportar su fragilidad expuesta a la brutalidad, a las presiones por decir y hacer lo correcto sin importar que sea solo una actuación, a ser mujer. Los relatos de Criaturas me dejan ver lo que se esconde tras el telón de lo femenino como concepto social. Así veo a la madre que se preocupa por perder a sus hijos para siempre en el mar, pues sin ellos qué quedaría de ella misma; veo a la chica que quiere desafiarlo todo y termina como una esclava perpetua de una raza anfibia; a la madre desesperada por un cupo en el preescolar que lo dejará todo por conseguirlo; también a la chica angustiada por pertenecer tanto a otra clase social que finge ser otra. Se cuela el miedo a los ruidos y a los hombres que se acercan demasiado, a la fragilidad de la soledad como falta de la protección masculina, el cuerpo fuerte. Presenciamos la despedida de las almas que no nacieron y el tormento del sonido de un raspaje de útero.
Otro de los aspectos que me traen al terreno de lo femenino es la presencia de la metamorfosis  que parece inherente a la condición de mujer. Por un lado, como camuflaje de supervivencia en una realidad que no está diseñada con ella en mente. Por otro lado, como escape a su condición frágil, aunque en algunos casos como aceptación de un sucumbir. Anahí no nos engaña con la estampa de la mujer fuerte que todo lo supera, sino que en lo fantástico esconde la fragilidad y, me atrevería a decir, el derecho a sucumbir. Una de las cosas que más disfruté de esta lectura es que no trató de venderme a una mujer que todo lo puede, sino que me regaló una colección de fotografías de nuestra fragilidad. Cargamos el peso de un mundo entero. Si pensamos, por ejemplo, en la maternidad, como la continuación de nuestra especie, es un trabajo enorme. Ser madres es dejar el pellejo, ya sea por proteger a ese nuevo ser de todos los peligros cotidianos o por el terror que produce el nido vacío. Dicho de otra forma, la definición de mujer como ser se compone a partir de la existencia de otro.
La autora es poeta y eso se deja ver en esta voz que nos cuenta el flujo de consciencia que interrumpe en la anécdota. Pienso en la cena de Al faro de Virginia Woolf. En especial uno de los relatos muestra cómo este flujo de consciencia es uno de los protagonistas de este libro. “Lisboa” es un relato en segunda persona con un narrador muy ingenioso –me lo reservo para no arruinarles la sorpresa–, que nos cuenta una de las experiencias más cotidianas: una visita al médico cuando sospechamos que algo no anda bien; recordatorio de nuestra condición mortal. Esta mujer se va con un libro, compañero que la distrae de la angustia de la sala de espera y que se convierte en el único asidero a la existencia. Y es que la fantasía no solo se trata de lo sobrenatural sino de la literatura como parte de ese flujo que sale y entra de lo que consideramos real. Por ello, me atrevo a decir que capto ese guiño al lector que al abrir el libro hace el pacto de suspenderse en otra realidad.
Finales llenos de sorpresa fantástica, finales llenos de añoranza, finales abiertos en los que la marea se lo lleva todo. Cuentos redondos o tan abiertos como dos líneas paralelas que no sabemos si se encontrarán en el infinito inalcanzable. Nombres de mujer: Rita, Constanza, Marina, Lupe, Bia, Azucena, Agustina, Hortensia, Vero. Cada una de sus historias revela un aspecto de lo significa ser mujer en esta realidad y en esta fantasía que se asoma. Cada una me regala una pieza más para entenderme y hablar en este lenguaje secreto que nos une, en esa condición única que es nuestra verdad y la interpretación que se hace de ella. Anahí Flores nos deja un espacio para que fisgoneemos en lo íntimo femenino sin ser aleccionador, sin perseguir ninguna reivindicación. Ella se mete con su cámara-pluma y nos reporta como quien manda las fotos de las miserias de una guerra. 
Segunda advertencia: Los relatos que componen el libro son también poemas. No basta con leerlos una única vez y cerrar el libro, sino que piden volver a ellos para extraer su néctar y saborearlo. Con esto quiero decirte que este libro no es ara leerlo apurado, aunque se trate de cuentos cortos, este libro es para leerlo bajo el sol y dejarse ir. Cuando abrís un libro te sentís en tierra firme, a salvo sobre todo de ese movimiento constante que hay en tu cabeza.

Link a la nota original, acá.

9.4.19

Extranjeros de lo cotidiano


Fernando Farías comentó Criaturas para La palabra de Ezeiza.
Link a la nota original.

Dice Farías: 

¿A quién no le pasó que, ante una situación extraña, se sintió tan fuera de lugar que el mundo le pareció un lugar desconocido? Esa es la impresión que prevalece tras la lectura de Criaturas (Alto Pogo, 2018) de Anahí Flores. Ya desde la misma contratapa, Yair Magrino nos advierte que estos cuentos construyen un sutil destierro que incomoda y tensiona. Mediante un lenguaje directo y cuidado, cada historia está diseñada para que el lector se vaya deslizando hacia terrenos pantanosos, mientras se insinúa que bajo la superficie existen engranajes insólitos, a veces terribles, en su mayoría estremecedores. En muchos de los relatos, los personajes deben enfrentar una realidad en permanente evanescencia. El comienzo de “Marea alta” sirve como muestra: “Rita despierta con la voz de su hija balbuceando desde el cuarto de al lado. Dejá que yo voy, le dice a Fabiano que, ella cree, levantó la cabeza en la oscuridad. Al salir de la cama se engancha en el mosquitero. Oye las olas a pocos metros de la cabaña, recuerda que no están en casa. Camina con los brazos hacia delante, tanteando la humedad marina en el aire. Hay un mosquito cerca, manotea para espantarlo y tropieza con una silla que choca contra la pared”. El desconcierto se multiplica a través del horror cósmico en “Anfibias”, el delirio a lo Terry Gilliam en “Paredes altas y blancas”, la comedia negra en “La constelación”, con figuraciones asombrosas en “Espejismo” y hasta terror parpadeante a lo Henry James en “Aniversario”, entre otras formas sombrías. Aun cuando las respuestas no siempre están completas, estas criaturas van dejando huellas de lo anómalo y nos invitan a saborear esa inigualable sensación de sentirnos extranjeros de lo cotidiano.

26.2.19

Nada es lo que parece

Gracias a Sólo tempestad por haber leído y reseñado Criaturas.





Nada es lo que parece con las criaturas de Anahí Flores. Se mueven en la oscuridad, nos rodean, nos conocen más que nadie. Algunas son reconocibles para los seres humanos, otras son presencias invisibles, simples formas en sus diferentes hábitats: un sauna, una sala de radiología, una almohada, una cama cubierta por un mosquitero.

Pueden ver la reseña completa, pasando por este link.

29.11.18

Anfibias

Hace unos días, Maumy González​ me hizo unas preguntas sobre mi cuento Anfibias (que abre Criaturas, Alto Pogo​) para su taller literario. Les comparto las preguntas y las respuestas, y de yapa una foto en el sauna que menciono en la mini entrevista.

Sauna del Hotel Castelar, en el 2015

1. ¿Cómo surgió Anfibias?
1. Un día fui al spa del hotel Castelar. La recepcionista, lo primero que hizo fue darme indicaciones sobre el uso del circuito de saunas: ese antes, el otro después, jamás alterar el orden o saltearse alguno. También especificó el tiempo máximo de permanencia, que variaba entre sauna y sauna. Eran demasiados detalles y, como suele ocurrirme, antes de que la mujer terminara con la explicación meticulosa yo ya había olvidado todo. Mientras la recepcionista hablaba, yo pensaba si habría alguna clave oculta en el orden y en la precisión del tiempo. Ella hablaba como si estuviera enumerando ingredientes de una pócima que requiriera atención extrema. ¿Alguien conseguiría retener todos esos datos? ¿Qué pasaría si uno alteraba el orden o se quedaba de más en alguno? Le pregunté a la recepcionista si las instrucciones estaban en algún cartel ayuda memoria. Se rió, con una risita que, para mí, escondía algo más. Esa misma tarde empezó a gestarse Anfibias y lo escribí un par de días después, de una sola sentada. Elegí narrarlo en primera persona porque quise que el lector se sintiera interpelado, como si lo estuvieran agarrando por la cintura y hablándole al oído.
El motor para escribir fue, más que nada, saber qué había por detrás de ese spa al que había ido. En cierto sentido necesitaba averiguar de qué me había salvado.

2. ¿Por qué escribir un cuento fantástico?
2. Escribo cuentos considerados fantásticos porque así me salen últimamente. No planeo el género antes de sentarme a escribir, sobre todo porque descreo de los géneros absolutos. Maurice Blanchot dice (y lo cita Todorov en Introducción a la literatura fantástica) “Sólo importa el libro, tal como es, fuera de los rótulos, prosa, poesía, novela, testimonio, bajo los cuales se resiste a ser ubicado y a los cuales se niega el poder de fijarle un lugar y determinar su forma”. 

3. ¿Qué características consideras que debería tener un cuento para ser considerado dentro del género fantástico?
3. Creo que un cuento considerado fantástico por un consenso general, tiene las raíces en la realidad y, en algún momento, nos descoloca con un elemento que nos lleva a otra realidad, un elemento que corre al lector del eje al que está acostumbrado pero también lo mantiene en un mundo que conoce (porque si lo apartara del mundo conocido caeríamos en la fantasía: en Tolkien, por dar un ejemplo). 
El cuento fantástico genera incomodidad, hace que el lector dude, ¿esto está pasando, es posible, podría pasarme? Yo lo veo como una fisura en la realidad, que te hace acceder a otro plano de la realidad. O sea: seguimos estando en la realidad. Una realidad ampliada, más elástica, si se quiere. Pero también puede llamarse cuento fantástico, claro.
Comparto un fragmento de una de las clases que Cortázar dio en Berkeley en 1980, que me identifica mucho: “…lo fantástico nunca me pareció fantástico sino una de las posibilidades y de las presencias que puede darnos la realidad cuando por algún motivo directo o indirecto alcanzamos a abrirnos a esas imprevisiones (…) No es un escapismo, es una contribución a vivir más profundamente esta realidad…”

4. ¿Qué autores argentinos contemporáneos que hayan incursionado en el género fantástico recomendarías leer?
4. Argentinos y contemporáneos que hayan incursionado en el género fantástico: Schweblin y Lamberti (pero, de ambos, sólo recomiendo los cuentos).

5. Nómbrame algún cuento (o cuentos) de género fantástico (y su autor/a) que consideres ícono en el género, es decir, que alguien que quiera incursionar en el género debería sí o sí leer.
5. Soy lectora y relectora de los cuentos de Cortázar. De su forma de ver el mundo, Aurora Bernárdez dijo en la única entrevista que dio: “Hubo un día  en que me di cuenta, y ocurrió rápidamente, que él estaba viendo otra cosa. Al principio esa otra cosa me parecía, cómo decirlo, una fantasía que contradecía mi sentido racional de la realidad. Un buen día me di cuenta de que no, de que no lo contradecía, de que tal vez esa fuera la verdadera realidad”.
Otros autores que recomendaría: Henry James, Edgard Allan Poe, Dino Buzzati, Franz Kafka. ¿Todos ellos escriben fantástico? No lo sé. En gran medida, sí. Pero si uno se pone a googlear, encontrará las opiniones más contradictorias. Léanlos, más allá del género. 
¡Ah! Me faltó mencionar un cuento al menos. Veamos… elijo “Una muchacha que cae”, de Buzzati. Y les dejo el link:
http://descontexto.blogspot.com/2008/11/muchacha-que-cae-de-dino-buzzati.html

23.11.18

Criaturas en revista Outsider


Algo se mueve entre tus manos

Criaturas es un libro que responde, fomenta, la ansiedad lectora al estar compuesto por cuentos cortos o, en el último cuento —más largo— capítulos acotados. Esto, sumado al trabajo de las temáticas más íntimas —maternidad, familia, enfermedad, soledad—, hace que estas lecturas puedan inmiscuirse con cierta facilidad en pequeños instantes cotidianos: entre los fideos cocinándose, un trecho de un viaje en colectivo, alguna sala de espera. Y, a su vez, es en esos escenarios que habitamos que los cuentos suceden. Leemos lo que habitamos, o lo que nos habita.  
Son quince cuentos. Además de la ya nombrada brevedad y tratamiento de lo cotidiano/íntimo, podemos ver otros dos aglutinantes: por un lado, el hecho que sus protagonistas sean mujeres, por el otro, el tratamiento —a veces más, a veces menos— cercano al género fantástico. Pero al mismo tiempo, la variedad de recursos técnicos hace que cada relato se vuelva atrapante por sí mismo, en cada uno de ellos el narrador tiene una estrategia distinta para llevarnos donde quiere, agregando incomodidad ante cada página que pasa.
El pacto lector con la intimidad de los personajes nos lleva a acompañarlos, a veces a nuestro pesar. Esta sensación es notoria en el último de los cuentos, “Láctea”, donde se crea un ambiente de tanta tensión a lo largo de cada capítulo que avanzamos sin querer hacerlo del todo. La tensión se disfraza de burocracia kafkiana en “Altos asuntos” o “La vacante”, de absurdo en “Paredes blancas y altas”, de fantástico en “Aniversario”, volviéndose el hilo conductor de estos cuentos.
No esperes que cierren de una única forma. Se trata de una serie de cuentos que buscan interpelar al lector, dejarte al menos dos preguntas abiertas: hacia dónde podría continuar el relato y, tal vez más inquietante, ¿es normal esto que estoy observando a mi alrededor? Nuestra realidad, esa que damos por sentada, entonces, cobra una nueva perspectiva incluso ahí donde no está pasando nada. ¿Realmente no está pasando nada?
El arte de tapa y el diseño interior acompañan en este sentido: ¿alguien puede leer tranquilo sabiendo que esas criaturas están al al alcance de su mano? O mejor dicho, que vos estás al alcance de ellas.  Pero, creamosle a lo que dice el arranque del primer cuento: “No te preocupes, la sensación de ahogo pasa”.
Al menos por un rato.

9.11.18

Anfibias

Comparto un micro video donde cuento sobre cómo surgió el cuento Anfibias.
Si quieren leerlo, búsquenlo en el libro Criaturas (Alto Pogo, 2018).


16.10.18

Criaturas en Revista Kundra



Reseña de Criaturas para la Revista Kundra


Nació en Buenos Aires en 1977. Se dedica a escribir y dar talleres literarios. Tiene publicados: Ciertas horas de la primavera (La Carretilla Roja). Se durmió y otros poemas (Bajo la Luna, Tercer premio FNA). Todo lo que Roberta quiere (Textos Intrusos); Catalinas Sur (Eloísa Cartonera) y Limericks cariocas (Caki Books Editora, Río de Janeiro). Participó de distintas antologías de cuentos y poesía.

Mirar la tapa y empezar a sentir una especie de picazón. Empezar a leer y tener en claro que hay que ponernos cómodos para estar incómodos. Y para darnos cuenta de esto no hay que terminar libro, basta con leer algunos párrafos de “Anfibias”, cuento con el que abreCriaturas, de Anahí Flores.

Ya desde el inicio Anahí Flores nos hace notar que nada en su escritura es azaroso, que tenemos que estar atentos porque no hay detalles de relleno, que estamos frente a un todo compacto entre lo escrito y lo oculto. Un recorrido que nos va a dejar siempre con la sensación de no haber leído bien, de que nos faltó algo. Y no. Si esperamos una resolución certera de cada texto, este no es el libro.

Cada uno de los textos nos desafía a creer que la próxima vez que enfrentemos una situación habitual o posible (tal como visitar a alguien en el hospital, ir a un chequeo, a un spa o a buscar vacantes a un colegio) deberemos estar más atentos.

Y así, mientras pensamos en eso, volvemos al libro y encontramos refugio, como le pasa a la protagonista de “Lisboa”, que alterna entre la paranoia generada por el exceso de información y conexión y una escapada a Portugal en el 1900: “…Cuando abrís un libro te sentís en tierra firme, a salvo sobre todo de ese movimiento constante que hay en tu cabeza”. Porque ahora todo es más visible, no cómo antes. Y ese antes en el que no saber daba la sensación de estar a salvo, nos puede incomodar cuando los recuerdos despiertan. Aún peor, cuando recuerdos ajenos nos incomodan. Entonces a vos fanático de lo vintage, “Aniversario” tiene para decirte que tengas cuidado, que las antigüedades vienen cargadas de recuerdos que pueden despertar: “Esa misma mañana decidió que sacaría todas las antigüedades de la casa. No hubiera soportado que otros muebles también despertaran”.

Criaturas transcurre y todo empieza a parecer menos absurdo. Cualquiera puede enfrentar a una burocracia Kafkiana por el afán de pertenecer. Incluso desarmar un bar con una simple observación “¿Sabías que este es mi cuarto?”. O recurrir a la injusticia de lo clandestino “Recuerda la sala en penumbras, el médico que ni siquiera la saludó, la anestesia local y el sonido, dentro de ella, igual a raspar una olla que quedó con comida pegada del día anterior”.

Dentro de “Criaturas” no sólo podemos conectar con Kafka, Camus o Beckett también sobrevuelan en algunos pasajes, y eso, enaltece la pluma de la autora, sin dejar de lado que su escritura tiene vida propia

25.9.18

Criaturas se va a Frankfurt



La Secretaría de Cultura de la Nación, conjuntamente con el Ministerio de Relaciones Exteriores y la Agencia Argentina de Inversiones y Comercio Internacional, ha preparado una selección de libros para exhibir en el stand argentino en la próxima Feria del Libro de Frankfurt, y de Alto Pogo seleccionó dos libros:

Criaturas (Colección Cuento) de Anahí Flores.
Construcción de la mentira (Colección Novela) de Gonzalo Heredia.

18.9.18

19.6.18

El sonido - lectura

Leyendo El sonido, cuento de mi libro Criaturas (Alto Pogo, 2018) en el ciclo Crudo y Cocido.


22.5.18

Métodos para aprovechar el tiempo

Comparto video con algunas preguntas que nos hicieron antes de la charla en Zona Futuro, sobre cómo aprovechar el tiempo para escribir y, también, sobre Criaturas: