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1.5.12

La lectora tiene los resultados del sorteo

Aprovechando la tarde del feriado... la lectora realizó, al fin, el sorteo del libro de Andrés Quincoses. (¡Muchas gracias a todos los que participaron en el sorteo!)
Sentadas frente a la lap top, la pequeña lectora apretó una tecla (la letra "i"). La "i" es la novena letra del abecedario y el noveno comentario fue de... María. Como no la conocíamos, nos metimos en su blog y leímos en el encabezado que en su estante ya no entran más libros... esperamos no estar causándole un problema con el premio de este sorteo.
¡Felicitaciones! 
(Y María, comunicáte con nosotros para buscar tu libro). 
Saludos a todos y gracias a Andrés por donar el ejemplar para el sorteo.




14.2.12

La lectora y una decisión difícil, por Andrés Quincoses

Durante enero completo tuvimos el placer de publicar, todos los martes, textos hechos por amigos para nuestro blog. Vale la pena leerlos, pasando por aquí. Y nos gustó tanto esto de tomarnos vacaciones... por eso, como ya anunciamos el martes pasado, continuaremos con los escritores invitados por un mes más, comenzando con Andrés Quincoses. Y, avisamos, que se aceptan escritores auto-invitados que quieran mandarnos sus textos para posibles futuras publicaciones. Los dejamos, entonces, con Andrés.

La lectora y una decisión difícil

Ha llegado el momento. La primera batalla de la Independencia tuvo lugar y la lectora -bajo el manto de aquella dulce derrota- deberá aceptar que su niña quiere leer sola. Después de haberle narrado tantos cuentos, la verá  afrontar aquel primer libro por su cuenta. Pero qué querés leer hija, supongamos, le pregunta. Y no sé mamá, recomendame uno, supongamos, le responde. 
¡Ah, qué lindo el peso de aquella decisión! ¿Por dónde se empieza? ¿Cuál debe ser la puerta de recepción a ese mundo tan maravilloso? Hay que empezar por los clásicos, dirá algún purista, y no tanto, contradice un servidor, yo empecé con “Mi planta de naranja-lima” y hoy creo que no fue una buena decisión. Lloré. Me dije que los libros eran crueles.  
No importa el título que eligió para su pequeña, no metamos las narices en ello. Lo que importa son esos pasitos que, más tarde, hacen que la lectora eleve la vista por encima de su propio texto. 
Empezá conmigo, supongamos, le dice la niña mientras se acomoda en la cama junto a ella. 
Sí, mejor juntas.