foto: Miguel Sampedro
Como si el mar y la lectora fueran vasos comunicantes, lo que ella lee va directo de su cabeza al agua. Algunos peces intentan comer las palabras. Otros, saltan fuera del agua y abren la boca. Cualquiera diría que quieren responder.
1 comentario:
sirena que se zambulle en la lectura y nada, nada, nada.
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