15.12.09

La lectora en el subte

foto: Lali


Un libro es como un jardín 
que se lleva en el bolso.
Proverbio árabe


Tarde de calor en Buenos Aires. Ella se lanza a la boca del subterráneo. Una boca con dientes húmedos y rieles ruidosos. El aire es denso. El suelo, pegoteado. El techo, cada segundo, parece descender un poco más. Son las cinco y media de la tarde y su entorno se ve desesperado: los gestos de los pasajeros demuestran que todos querrían estar en otro lugar. Sin embargo, a ella se la nota plácida, sabe que sus tareas se detendrán durante los próximos minutos, o al menos se reducirán a poner atención en mantenerse de pie.
Llega el subte. Entra. Una vez dentro, hunde la mano en la cartera. Ahí está él. Lo saca como disculpándose por haberlo dejado toda la tarde olvidado y a oscuras. Abre sus páginas y el vagón se desvanece. La lectora se transporta bajo las calles de la ciudad, hacia un mundo de letras vivas que se mueven entre su mente y su piel.

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