imagen: Damián Flores
La lectora se sienta en el banco nuevo con un libro viejo. No le gusta llamar “viejo” a un libro que fue de su niñez, pero las hojas están amarillentas y sueltas, los bordes, alguna vez filosos como todo papel recién cortado, ahora son suaves y se deshacen. Unas pelusitas de libro le quedan en la mano. Mientras las mira y piensa si en esas pelusas se habrá ido alguna letra indispensable, tiene la impresión de que el banco se agranda ¿o es ella que se achica? Y no sólo eso: está ante la primera página y no entiende ni una palabra. Pero lo toma con naturalidad, como si aún no hubiera aprendido a leer. No sabe si esto es obra del banco (nuevo) o del libro (viejo); prefiere no perder tiempo en averiguaciones. Mejor aprovechar sus repentinas manos torpes y su indiferencia hacia las letras y meterse en estos cuentos con la mirada de años atrás.
Gracias a Koiko por el banquito
y a Lau Gambale por su espacio de trueque :-)
6 comentarios:
Pero que preciosura esta entrada... la foto de Alicia en el espejo... y todo gracias a ese libro viejo y a ese banquito nuevo.
Cada día se parecen más Lectora y Lectorcita.
Besos.
Me pregunto: ¿quién es quién? :-)
Una lindura todo.
Besos, Ana.
gracias, Liliana y Betivia :-)
Adore este relato!
Son lindas en niñez y adultez.
Excelente trueque!, quien no quiere un banquito Koikeano?
Besos a todas las truequeras.
Dani.
en cualquier momento voy a decir: mis mellis!!!!
Que lindo!!! como lo disfruté, gracias Anahi por este hermoso trueque.
Que lindas palabras y que lindo relato, una emoción ver a Sofi leyendo en su banquito!!
Gracias Dani por tus palabras!!
Besosss
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