foto: Miguel Sampedro
La lectora siente la piel colorada como si estuviera asomándose a una
olla con un guiso humeante. Con cada página que avanza se acalora más. Las
palabras le exigen que se desabrigue. Pero se queda inmóvil; la pequeña
lectora duerme en su regazo y moverse equivaldría a despertarla.
¿Debería dejar de leer hasta que termine su siesta? Para variar, no lo
hace: pasa otra página. Entonces nota que la pequeña lectora va tomando
temperatura. Como si las palabras también le afectaran. La lectora
piensa que si la pequeña escucha su lectura silenciosa, ya es hora de
seleccionar cuáles libros leer en el caso de tenerla a upa. O seguir
igual, sin filtros, y ver qué pasa.
5 comentarios:
¿ Y qué lees, lectora para que el (¿cual?) calor te invada?
Estimado Margen Visual: el libro es lo que menos importa. Pueden ser muchos libros. Lo que importa es la fiebre.
Sabemos bien que hay muchos calores, como tambien hay muchas fiebres diferentes y famosas que han hecho literatura social, erótica, económica, poética, filosófica sin contar las fiebres clínicas... Recurro a tu sabiduría para conocer cómo llegar a conducir las fiebres que me guíen y aquellas de las qe deseo escapar más allá del margen.
La pequeña lectora escribirá alguna vez sus sueños de infancia?... Quedarán, de algún modo, impresos en su memoria?...
Qué sueños tan nutridos y calóricos serían ! :)
Betina Z: si los escribirá, no sé, pero que van a quedar en su memoria, eso seguro :-)
Margen Visual: Cada uno sabe de sus propias fiebres. Lo importante no es el libro sino la combinación libro-lector, de ahí la imposibilidad de dar cualquier consejo. Saluditos.
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