Busca fuera de los libros, dentro de ti.
(1944), escritor brasileño.
Ocurrió durante un momento de lectura. Se dio cuenta de que tenía varios cuerpos, todos conviviendo casi en el mismo espacio. Uno, el más obvio, el único palpable, era el físico denso. Por lo general, ese cuerpo adoptaba una posición parecida (sentada, con los brazos elevados y las manos sujetando un libro, las piernas hacia abajo, la cabeza levemente inclinada). Era el cuerpo que vería cualquiera que al pasar reparara en su presencia. Pero su persona no concluía allí. En un plano más sutil, otro cuerpo que también era ella, conformado por sus emociones, leía. Su cuerpo emocional se movía hacia todos lados impulsado por las palabras. Si un transeúnte hubiera podido ver ambos cuerpos a la vez, los hubiera encontrado superpuestos: mientras el físico permanecía inmóvil, el emocional bailaba al compás del texto asomándose desde el físico como un títere. Pero había más. En un plano aún más sutil, otro cuerpo se manifestaba: el mental, cuya materia prima son los pensamientos. El texto también hacía que sus pensamientos se movieran. Leía la palabra "noche" y miles de noches vividas acudían a acompañar la lectura. Los recuerdos orbitaban alrededor de la lectora.
Supo entonces que esos tres cuerpos no eran los únicos: otro más se hacía notar, pero no pudo descifrarlo. Asomaba eclipsado por detrás de los otros. Le resultaba indefinible con palabras como todo lo que es abstracto y que, si se lo explica, se desvanece. Así y todo, ese cuerpo hasta el momento desconocido fue el que más le gustó.
Esperemos que algún día la lectora descubra de qué se trata.