27.8.13

Sugerencias de la lectora para este invierno

Estamos en la revista de arte y cocina Limonada, sugiriendo algunas lecturas para este invierno. Quien quiera un ejemplar en papel, puede pedírselo a la lectora que le guardará uno.



Me pasa, en invierno, que hay que llevar tantas cosas en la cartera (bufanda, guantes, espacio libre para guardar el abrigo que se lleva puesto, por si entramos a un lugar con demasiada calefacción), que no queda lugar para un libro. Por suerte, hay editoriales como Textos Intrusos que sólo editan libros tan finitos y livianos que entrarían en un bolsillo grande. Así es la antología de cuentos 9, de autores diversos y compilada por G. Luzzi y A. Bermani (2013). Ocho de los nueve relatos tienen el largo de un viaje corto en colectivo o subte. De hecho, leer "Un viaje sin Claudio" en el colectivo, puede ser una experiencia interesante: tal vez hasta veamos la aurora boreal por la ventanilla, como el protagonista. Los autores de esta antología son: Paula Brecciaroli, Nicolás Lapido, GabrielaLuzzi, Alelí Manrique, Claudio Robin y Bruno Szister.
Pero cuando nos quedamos en casa queremos un libro con muchas páginas, donde podamos hundirnos como en una cama llena de frazadas. Tal es el caso de las 430 páginas de Mala índole (Alfaguara, 2012); algo así como los cuentos completos de Javier Marías, ya que reúne los dos únicos libros de cuentos que publicó y algún que otro relato suelto. Hay varias notas previas del autor, donde cuenta por dónde anduvieron esos cuentos y cómo nacieron (la mayoría, para desilusión de quienes crean que la inspiración es la única fuente, fueron a pedido). Son muchos cuentos, y es un alivio: cuando se empieza, uno quiere que el libro no acabe. Está dividido en dos partes: los Cuentos Aceptados (aquellos que el autor leyó años después de las primeras publicaciones y le siguen gustando) y los Cuentos Aceptables (de los que desconfía pero no demasiado). De los Aceptados, puedo decir que cada uno se quedó rondando en mi cabeza durante días y sin mezclarse con los demás. No hubo ni uno que me resultara indiferente, como suele ocurrir en casi todos los libros de cuentos. Con los Aceptables aún no me metí… El propio autor dice que, así agrupados, al lector le va a resultar más fácil salteárselos, si quiere. Yo no quiero.

...

Pueden ver también La lectora sugiere para este otoño (Limonada, marzo 2013).


24.8.13

La lectora saluda a los lectores en su día

La lectora y la pequeña lectora saludan a todos los lectores en su día :-)


13.8.13

Roberta de paseo 2

Gabi Llull se llevó a Roberta "a donde a ella le gusta estar" (palabras de Gabi).


Y Luli Posadas estuvo con Roberta en un día de lluvia, en la parada del 128



Por su parte, Vale Migoya se la llevó a su viaje de luna de miel y la paseó por NYC:


y Paris... olalá...





Si vos también te llevaste a Roberta a pasear por ahí, mandanos la foto :-)
Roberta ya anduvo de paseo con Clara Arias, aquí.

6.8.13

Todo lo que Roberta quiere en el diario Perfil

En el suplemento de cultura del diario Perfil, de este domingo 4 de agosto...


... salió una crítica de Todo lo que Roberta quiere (Textos Intrusos, 2013), de María José Eyras:


Para poder leerla, la copio abajo. ¡Gracias, María José!


Las historias del primer libro de cuentos de Anahí Flores transcurren en algún lugar de montaña, no importa cual, señala el posfacio. Esta indeterminación no es inocente. Tampoco lo que sucede en los cuentos, en principio  las aventuras de una pareja de vacaciones en un marco de realismo.  Porque las cosas terminan desviándose –y el lector no podría precisar cuándo ni cómo– hacia una zona de extrañamiento, un umbral entre lo fantástico y lo onírico. En esa zona conviven, incluso,  recursos  que remiten a  la estética de los dibujos animados (“Plumas”). 

¿De dónde proviene este extrañamiento? Acaso de la misma naturalidad con  que los personajes enfrentan las peripecias que la imaginación de Flores propone: prendas que se deshilachan solas,  chicas fantasmas, un insólito piquete de andinistas en la altura, un grupo de niños  “demasiado iguales entre sí” que los reciben tirándoles fichas de dominó al llegar a un refugio. Y es en este contraste donde los cuentos crecen.  

La unidad de lugar y la recurrencia de los personajes –siempre la misma pareja– potencia y refuerza el efecto del libro. Un conjunto de relatos en donde la mirada de la voz que narra, a la que nada parece alterar, logra sin embargo conmover.
La montaña indeterminada como símbolo puede pensarse en términos de escenario de superación personal. Tanto en “La isla”, el primer cuento del libro, que describe un recorrido en el que se abren una y otra vez  bifurcaciones , como en “Él”, los protagonistas, tenaces, perseveran en pos de su objetivo. Como si en el deseo de Roberta –enunciado en el título– anidara un ideal a la vez maravilloso y tiránico, la atracción de  una cumbre que es preciso alcanzar a cualquier precio.