foto: Miguel Sampedro
Durante el tiempo de lectura
somos tragados por cetáceos o arrojados al abismo.
Christian Ferrer (1960), ensayista chileno.
La lectora deja de caminar. Venía bajando la escalera sin dificultad: cada escalón equivalía a unas cinco o seis palabras. Pero a veces la lectura exige inmovilidad, aunque sea momentánea. Los pies se detienen. El cuerpo entero se aquieta. Hasta la respiración desaparece durante ciertas oraciones. Aunque dentro de ella, todo es movimiento: la mente va a mil por hora, saltando de una palabra a otra tan rápido que, más de una vez, parece quedar suspendida en el aire.
También en: Los martes miento (revista virtual semanal)
5 comentarios:
Me gusta la dinámica de la foto y el escalón a escalón (o paso a paso) y larespiración contenida del texto.
Que lectora equilibrada, me pareció muy lindo, Saludos amiga lectora!
Margen Visual: muchas gracias, viniendo de usted el comentario es muy valioso.
Gabi: ¡gracias! en las escaleras siempre es mejor tener equilibrio...
Tal cual, como que uno se queda suspendido, petrificado ahí donde esté!
Saludos!
MC: ¡sí! petrificado pero sólo por fuera :)
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