24.1.12

Una lectora en Lisboa, por María José Eyras


Enero es un buen mes para tomarse vacaciones, y eso es lo que la lectora está haciendo gracias a los amigos que durante diciembre le mandaron textos para el blog. El martes 10 lo tuvimos a Darío Kullock, el martes 17 a Diego Ariel Vega y hoy, a María José Eyras con su lectora en Lisboa. El martes 31 nos espera Lilly Burgwardt y aún no sabemos qué pasará con febrero. 
Todos están invitados a enviar un texto para que la lectora se tome un mes más de vacaciones.
¡Buena lectura!
les desea
la lectora.

Una lectora en Lisboa 

Una puede llegar a Lisboa siguiendo el recorrido del protagonista de El juego del revés, el cuento de Tabucchi. Basta con tomar el tren nocturno que sale de Madrid alrededor de las diez, cenar en el vagón comedor como en las viejas novelas, dormir en la litera alta (hay un estantecito a mano para dejar el libro de turno y el agua mineral) y ducharse en el mismo tren, antes del desayuno, otra vez en el vagón comedor. Ya en la ciudad, una puede tomar el tranvía 28 y dar un vistazo, desde el centro hasta la Alfama, entre el traqueteo y la suave emoción de sentir serpentear la brisa que  respiró Pessoa por las ventanillas abiertas. Luego, retomando el cuento, una puede ir, como el protagonista y su amante, hasta  la Praça do Comercio. Cámara en mano, una no encuentra a la pareja del relato (ellos dan un paseo nocturno luego de escuchar fados y ahora es mediodía en la Praça) pero sí a la chica de la foto. Tiene aire de turista la lectora. ¿Alemana? ¿Nórdica? También, como los personajes de Tabucchi, se ha dejado ir por las calles lusitanas y se ha detenido allí, a orillas del Tajo. De tanto en tanto, levanta la mirada y sus ojos se pierden en el horizonte. ¿Qué lee? ¿En qué piensa? ¿Acaso está leyendo El juego del revés? Si una se queda de este lado de la avenida, si finge seguir sacando fotos del monumento y de la plaza, si usa el zoom, la lectora no se da cuenta de que es fotografiada. Siguen yendo, sus ojos, su pensamiento, del libro al horizonte, del horizonte al libro. Y una se pregunta dónde, si no en los intervalos de ese ir y venir, está el infinito. 

3 comentarios:

Eme dijo...

Más que buena lectura,
fue excelente, ya tenía ganas de viajar :)
que genia María José!

vero mariani dijo...

qué hermoso! que ganas de viajes :) besos y muy buen finde para los tres ;)

La lectora dijo...

MC y Vero: síiiii, verano es tiempo de viajes (para mí un viaje distinto este año...)
:-)