25.6.19

El crujido de las hojas




Hace un año escribí un cuento de una sola sentada. A veces uno escribe historias de a partes: un fragmento ahora, otro fragmento otro día. Puede pasar que, durante el proceso, las partes del cuento cambien de lugar. Pero este del que les hablo salió entero y en orden. Estaba en una isla en Tigre, había bruma entre la vegetación, y la bruma siempre la asocié a los sueños. Por eso en “El crujido de las hojas”, cuento infantil que Patricia Weber ilustró con sus preciosos bordados, el tema de los sueños es central.
Ese mismo año, pero unos meses antes, en verano, tuve la suerte de ver un huemul salvaje en el Chaltén. El huemul se me apareció en la memoria ese día, en la cabaña de la isla, y se metió en el cuento. O en el sueño del cuento. 
Espero que, cuando “El crujido de las hojas” se transforme en libro, circule por muchas manos y todos los niños sientan la bruma, vean huemules y presten atención a las cosas que, si quieren, pueden traerse del mundo de los sueños.

Cuento: Anahí Flores
Bordados: Patricia Weber
Cabaña donde todo comenzó: El Mahayana.

(Se viene el libro, pronto habrá más novedades).

18.6.19

Lo más natural del mundo - reseña

Lucas Berruezo comenta Lo más natural del mundo (Desde la gente, 2019) en su blog El lugar de lo fantástico. (¡Mil gracias!)

Link a la entrada original, acá.


Lo más natural del mundo es, hasta ahora, el último libro de Anahí Flores, editado este año por Desde la Gente. Con prólogo de Luis Mey y dividido en dos partes por un “Intervalo”, cuenta con dieciocho relatos que tienen un denominador común: el nombre de la protagonista, Roberta. Aunque no podemos estar seguros de que se trate siempre de la misma persona, Roberta es el único nombre (salvo por una única excepción, en realidad sin importancia) que se puede leer a lo largo de las páginas.

Como acabo de decir, el libro consta de dos partes. La segunda, “Todo lo que Roberta quiere” (anterior en el tiempo de escritura y ya publicada de manera individual por Textos intrusos en 2013), pone a Roberta en escenarios pocos convencionales: lagos, montañas, glaciares, refugios contra la nieve, etc. La primera, “Una distancia prudente”, se desarrolla en lugares más cercanos: una playa, una estación de tren, un colectivo, un parque, la puerta de un correo. En las dos, los relatos producen en el lector las mismas sensaciones: extrañeza, incomodidad, asombro ante la palabra escrita.

            Anahí Flores alcanza con sus relatos una atmósfera asfixiante, que logra develar una de las mayores tragedias de la humanidad del siglo XXI: la incomunicación. No importa que Roberta esté en medio de una montaña o sentada en un colectivo, ella no logra comunicarse con los demás, no logra establecer con nadie ningún vínculo que la saque de sí misma. Podrá toparse con personas de todo tipo, podrá hablar con ellas, pero con ninguna podrá relacionarse de verdad. Todos los personajes son sombras que se cruzan en su camino, molestan y se van. Ni siquiera la relación que mantiene con su novio la saca del aislamiento de su propio yo. No es casual que, como se dijo antes, Roberta sea el único nombre propio referido a un personaje.

            A la incomunicación, se suma la desubicación con respecto a un mundo que no es lo que esperamos. Todo el tiempo notamos cómo Roberta se esfuerza por naturalizar situaciones que no tienen nada de natural, como puede verse en el relato “Frente al glaciar”, donde la protagonista decide no indagar en la naturaleza de las mujeres con las que acaba de cruzarse y de entablar un breve diálogo. En esto, Anahí Flores es una gran cronista de nuestro tiempo, mostrando nuestro esfuerzo por asimilar como lo más natural del mundo todo aquello que nos resulta extraño, inverosímil, incluso perverso.

            En resumen, el libro me gustó. Incluso podría decir que me cautivó. Los cuentos, en su mayoría breves, se van sucediendo con fluidez, provocando una sensación de falsa comodidad que, constantemente, da paso a esa extrañeza que parece salir de las páginas para acompañarnos durante un buen rato en la otra realidad, ni más real ni más consistente, que identificamos como “el mundo fuera de los libros”.

            Les recomiendo Lo más natural del mundo de Anahí Flores, un libro que nos revela que no hay nada más natural que intentar asimilar lo extraño.



- Flores, Anahí. Lo más natural del mundo. Buenos Aires, Desde la Gente, 2019.












11.6.19

Quizá en otro momento

Quizá en otro momento es un poemario que, a diferencia de otros míos, casi todo el material que utilicé para escribirlo, fue “reciclado” de cosas que escuché, mails que recibí, fragmentos de algún chat. Quienes escribimos conocemos la importancia de escuchar las voces que nos rodean, vengan por la vía que vengan, para luego usarlas de materia prima. Bueno, esa técnica la apliqué en 3/4 del libro del que les hablo. Si bien ya había escrito así anteriormente, mi forma más habitual de crear es a partir de imágenes sonoras, visuales, olfativas; por eso, para mí, representa un quiebre (positivo) en lo que venía escribiendo.
El poemario lo editó Halley en marzo de este año, se consigue en la tienda nube de la editorial o bien pueden escribirme ya que tengo algunos ejemplares conmigo.


4.6.19

Taller de cuento en vacaciones de invierno

Taller de cuento en vacaciones de invierno

Ustedes dirán que falta todavía para las vacaciones de invierno, pero no crean... están ahí, a la vuelta del calendario.
Así que en estos días les iré enviando propuestas de talleres para aprovechar esas dos semanas frías de julio. Y como el taller es a distancia, no importa si viajan o si se quedan en casa.
Les cuento.
Leeremos a cinco autoras: Katherine Mansfield, May Sinclair, Margaret Atwood, Dorothy Parker, Jhumpa Lahiri.
Modalidad: a distancia, por mail.
Horario: lo elegís vos.
Requisitos: querer leer y, tal vez, escribir.
¿En qué consiste cada clase? En leer, comentar lo leído, estimular la lectura como escritores, escribir, compartir y revisar lo escrito.
Días de clase: 
15, 18, 22, 25 y 29 de julio.