foto: Melina Flores
A la lectora le gustan los libros cerrados. No son exactamente libros, piensa, cuando están cerrados. Son libros en potencia. Tampoco lo son si están abiertos pero solos: se vuelven libros cuando hay un lector presente. Ni siquiera precisa leerlo, puede manosearlo con intención de lectura a futuro, entonces ya es un libro.
No importa cuántas veces haya sido leído ese ejemplar. Mientras vuelva a estar solo, será un libro virgen. Al menos, para la lectora.
Hace varias décadas, cuando los libros se imprimían en algunos papeles de hilo en formatos sin normalización, al ser plegados y encuadernados, en muchos casos no llegaban a ser cortados por la minerva y nos llegaba a los lectores cerrados y plegados en cuadernillos de 4 hojas que debíamos cortar o desgarrar con un cortapapel. Era como participar en la elaboracion del objeto libro. Durante unos meses en aquellos años compré libros cerrados como le gusta a la lectora.
ResponderEliminar