28.6.11

La lectora en el desierto


ilustración: Lucía Miranda
Me resisto a considerar el afán de leer 
una simple "afición" entre otras: es una pasión,
 aún más, una forma de vida.
Fernando Savater (1947), escritor español.

A veces la lectora no sabe cómo llega a ciertos lugares. ¿Cómo puede ser que hasta hace unos minutos estaba en la ciudad y, de pronto, pasa el viento y resulta que es el viento del desierto, mira el cielo y se ven la luna y las estrellas, y ya no está sentada en el banco de una plaza sino en el lomo de un camello con anteojos? No entiende, realmente no entiende, pero tampoco le preocupa: prefiere no hacerse preguntas, cabalgar en el desierto y, sobre todo, seguir leyendo.

26.6.11

La lectora sigue inspirando limericks

(Continuación de La lectora inspira limericks).
En el diario de esta semana de Ricardo Bada:
Weiß/Colonia, 20.6. (2)
Misión cumplida, finiquité hoy el libro Límeri de Bueno Saire y acabo de enviárselo a Anahí, hasta su depto en el cogollo de Retiro. Mi preferido de entre los 57 es el de mayor nonsense: «Si bien desde Garay lo llaman Once, / no es por el fútbol, no, ni porque a un Ponce / se le cayó la P. / La Lectora prevé / que fue para rimar aquí con “bronce”».

21.6.11

La lectora y el vals

Escribir es recordar, pero leer también es recordar.
François Mauriac (1885-1970), escritor francés.

Los salones antiguos, grandes y con piso reluciente dan la impresión de haber albergado muchas fiestas. Con máscaras y valses, piensa la lectora mientras se sienta en el medio de esas fiestas que ya pasaron y se deja envolver por parejas danzantes e imaginarias. Luego, se hunde en una novela de otro siglo, probablemente rusa o francesa. 
Suerte que es de mañana. Si fuera de noche, tal vez una de esas parejas invisibles la rozaría por descuido al pasar y entonces la lectora saldría corriendo (¿o aceptaría, ella también, bailar un vals?)

14.6.11

La lectora ligera de equipaje



Siempre imaginé que el Paraíso sería algún tipo de biblioteca
Jorge Luis Borges 
(14 de junio del 2011, 25° aniversario de su muerte).

Hubo un tiempo en que la lectora llevaba valijas pesadísimas cuando se iba de viaje. Más largo era el viaje, más pesada la valija ya que tantos más eran los libros que cargaba. Pero ahora descubrió la forma de llevar una biblioteca completa en la cartera: comprimió varios estantes en este aparatito que le regalaron. Y ahí va la lectora, feliz porque no se le desfondan más las valijas ni tiene que pagar sobrepeso una y otra vez.

7.6.11

La lectora en el medio


Quisiera ser un personaje de un cuento, para estar metida siempre en un libro.
Camila, en un cuento de Ricardo Bada (1939), mercenario de la escritura.

Si la lectora está en el medio de mucha gente desconocida, lee. En el medio de un trámite, lee. En el medio de una fila, lee. En el medio de un parque, lee. En el medio de un viaje en colectivo, lee. En el medio del tránsito, lee. En el medio de la nada, lee. En el medio de la ruta, también lee.

5.6.11

La lectora inspira limericks

Ya lo mencionamos a Ricardo Bada y su diario hace cosa de un mes aquí. Resulta que estos últimos días no paró de escribir limericks donde está la lectora metida. Es como un vicio que le agarró. Tanto, que en su diario de esta semana, comenta que:


Estoy temiéndome que con Anahí, “la Lectora”, terminaré embarcándome en la aventura de un nuevo libro de límericks, Límeri de Bueno Saire, para titularlo como lo hablarían los personajes populares de Sabato en Sobre héroes y tumbas«Lectora, no debés de andar al Tigre, / pero no que tu vida allí peligre, / sólo que muerto Borges / en vano es que te forjes / la ilusión de que Borges monte al tigre». Y ahora que la petiza ya se me ha mudado de Pilar a Retiro, este otro«Se mudó la Lectora pa Retiro / y hasta allá la acompaña mi suspiro / de porteña nostalgia: / “La vida, ¡qué neuralgia!”, / como dijo una vez Robert de Niro». Ay ay... me lo estoy temiendo, se me viene un nuevo libro encima.

¿Será como él dice nomás? Ojalá que sí, porque queremos leer ese libro.